sábado, 2 de enero de 2010

Refugio milenario

Apareció de repente, parecía una hendidura programada, finamente trabajada. Por su interior, apenas fluía un cursillo de agua, y en sus márgenes, podía seguirse claramente el camino que milenariamente trazan/trazaban los seres vivos que allí viven/ vivían o que simplemente, pasaban por aquí. Los arrieros, comerciantes o sencillos viajeros que iban buscando el camino a Chile, o hacia el norte de la puna cruzando la olla del Galán hacia el Salar del Hombre Muerto, o quizás marchaban hacia los generosos Valles Calchaquies, paraban en este refugio.
Nuestro ocasional acompañante muestra el fogón, la roca plana que está por detrás suyo y que servía- sirve de cama, y lo bajo del techo de este tajo en la roca que por sus dimensiones no alcanza a ser una caverna, apenas una hendidura.
Lo bajo del refugio es adecuado para mantener más el calor que las fogatas producían. El ollín que se formó con los siglos, más de 60 cms., habla de un rico yacimiento aún no estudiado. Recomendamos al guía que controle al espíritu curioso de los viajeros para que no alteren el sitio, ya que de su estudio podrán establecerse patrones de alimentación, antiguedad y permanencia de su uso. El sitio presenta calcinados huesos de animales, flechas, percutores, lascas y nódulos descartados, manos -rocas que sirvieron para aplanar la sal, etc. Todo a la vista, sólo hace falta un poco de observación. Lamentamos que la riqueza arquelógica de Catamarca, igual que en otras provincias, se encuentren en zonas que no han sido declaradas de interés, que no son saqueadas porque el sitio, los sitios, imponen un respeto no acordado por normas pero que indica que hasta aquí se ha impuesto mayoritamente el respeto. Pero qué hay de quienes viven de la depredación; qué pasará cuando el ingreso a la región sea masivo gracías a los nuevos vehículos que permiten que se llegue más o menos seguros y cómodos a lugares donde antes sólo se accedía con guías, conocimientos y propósitos.
El guía no podía dejar de ser fotografiado en el lugar, ya que nos contó que cuando era chico, como arriero que era, había pernoctado allí innumerables veces, antes o luego de atravesar el crater del Galán.
Con la promesa de mostrarnos una visión diferente de la Laguna Grande, hacia allí pusimos rumbo, con la sensación de que los dioses nos observaban desde lo alto del Laguna Blanca, imponente, nevado, severo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario