sábado, 4 de julio de 2009

Ruinas Kilmes

El valle de Yokavil es compartido por las provincias de Salta, Tucumán y Catamarca, y se continúa al norte con el valle Calchaquí propiamente. Desde un extremo a otro del valle, a lo largo de la RN 40, las principales poblaciones que encontramos son Cafayate, Tolombón, Colalao, Quilmes, Fuerte Quemado, Santa María y San José.Estos valles son lo que desde los tiempos de la conquista española se denominaron Valles Calchaquíes, debido al nombre de uno de los más importantes caciques de la zona Don Juan Calchaquí, cuya sede estaba en Tolombón, y quien logró conformar en el s XVII, una de las alianzas más grandes para resistir la invasión española. Por parte del pueblo Quilmes, la rendición la hizo el entonces cacique Martín Iquín: "Capitulose que se les perdonarían las vidas y haciendas, pero con condición que habían de desamparar el valle y ser encomendados a los vecinos en el lugar que les destinase el Gobernador” (Lozano, 1875). La pequeña ciudad con una ciudadela (marka) sita en el cerro Alto del Rey fue destruida por los españoles en 1667, tras oponer una fuerte resistencia durante los siglos XVI y XVII, pero finalmente fueron vencidos por el gobernador de Tucumán, Alonso Mercado y Villacorta. Su resistencia y fama fueron la excusa para ser castigados con la pena del destierro hacia un paraje muy lejano, la mayoría a las costas de Buenos Aires, dando origen luego a la actual ciudad de Quilmes en el Sudeste del Gran Buenos Aires, aunque otros fueron a San Miguel, Córdoba y Santa Fe. Más de 1000 almas según las crónicas deberían superar los más de 1.000 km. que los separaban de su destino, lo que aseguraría no volviesen a su tierra, es decir, aquellos que lograsen superar semejante marcha a pie en calidad de prisionero. Afortunadamente, algunos lograron escapar y se instalaron en cercanías de su antigua ciudad, ubicada hacia las coordenadas: 26°27′50″S, 66°05′20″O , a unos 2000 msnm.
Observamos algunos tiestos, encontramos indicios del lugar de la cocina en algunas de las viviendas y no pudimos dejar de lamentar que el desastre que los militares ocasionaron en el sitio, aún no han sido subsanados. Tras mucho batallar, los descendientes de aquella comunidad indígena logró en el 2007 que se hiciera efectiva la salida del concesionario Héctor Cruz de la explotación de la Ciudadela de los Kilmes. No hubo hasta el momento cambios positivos en la administración sino que por el contrario, hay un saqueo constante del sitio por parte de los visitantes que pueden comprar abiertamente restos de cerámica a los que cobran por ingresar a la ciudadela, sin que se conozca el destino de lo recaudado y sin recibir a cambio boleto o constancia alguna.
Pese a las recomendaciones de los especialistas, las obras del hotel avanzaron hasta integrar en su arquitectura a una gran piedra sagrada.
Nos despedimos de la Huaca tras inmortalizarnos, y ahora...rumbo a la ruta del adobe.

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