sábado, 8 de agosto de 2009

Villavil


Comenzamos a transitar el camino por la ruta 43 luego de superar El Eje, y unos 20 km. después, pasamos por la Puerta de Corral Quemado. Nuestro primer llamado de atención sobre los problemas a enfrentarnos estaba a tan sólo 6 km.. Tuvimos que esperar mejores condiciones de cruce sobre el río que está en la entrada de Villavil.

No tuvimos dudas en que debíamos esperar. Por delante nuestro, un camión de la Municipalidad de Antofagasta también esperaba, ...y pensamos en que ellos debían saber por qué no cruzaban. La máquina que nos abriría el camino no tardó en llegar (tuvimos suerte), y mostrarnos que lo que parecía un cursito de agua, era en realidad una trampa que podía ser mortal dada las piedras que movía. En la espera, conocimos al maestro Carrizo, un tipazo al que daremos a conocer más adelante.
Cruzamos el río, comparamos algo para comer en el camino en la Villa, y seguimos viaje tras el camión de la Municipalidad. El paisaje comenzaba a ser emocionante, barrancos, colores de todo tipo, y un salto de agua que desconcentró hasta al celoso conductor.

Por suerte, alcanzamos un nuevo punto llano y descubrimos lo que era una vega, una zona con aguadas y pasturas que se explota comunitariamente entre los que poseen rebaños -todos- en la zona.

El maestro Carrizo, nos había advertido que en el camino tendríamos que manejar sobre "unos barritos". No nos dijo que esos barritos serían kilometrales, y mejor aún, no nos advirtió que al lado de esos barritos, había un precipicio. Fantástico. El conductor, Miguel Ángel, se lució, mientras nosotros, ya viajeros en la Puna, cortábamos clavos y nos reíamos, de puro susto.

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