sábado, 20 de febrero de 2010

El Peñon, despedida.

Esa noche, cenamos con el maestro Mario y con el guía, quien resultó llamarse Rolando Felix Liquin. Su historia es la de muchos, su talento es de pocos. Como casi todos los chicos, acompañaba arreos a través de la puna... y así conoció sus caminos, y sus secretos. Cuando los cambios globales impactaron en la región, vió que podía ser útil a los viajeros y aprovechar su experiencia para ser el guía que desde la puerta puneña, mostrara sus tesoros, hiciera respetar su cultura.
Tanto Mario como Rolando, tienen el don de la palabra (no considerada una virtud en un mundo de silencios prolongados). Saben comunicar, son apasionados. El hermano de Rolando, José, trabaja en la hosteria, como muchos en El Peñon. El poblado es encantador, el único de calles arboladas, una plaza en donde juegan futbol corriendo como llamas mientras uno se siente una tortuga humana, de sólo verlos. Frente a la plaza, la municipalidad y la iglesia. En la foto, aparece Rolando con un casco amarillo, Miguel Ângel, mi sobrino Ariel, y el que esta intentando describir las bondades del paisaje y la insuperable belleza humana de sus habitantes. Un equipo provee de electricidad desde las 19 hs. hasta medianoche (la hosteria tiene generador propio) y si no fuera por la inoperancia estructural argentina, ya tendría los paneles de luz solar en funcionamiento.
Cuando Noelia se enteró que ibamos a cenar un guiso con carne de llama, prefirió comer duraznos enlatados, y a dormir.
Por la mañana, nos sacamos fotos con los chicos del jardín de infantes y de la Escuela Nº 142, Policia Federal Argentina. Nos impacto ver a unos cuantos burros, "estacionados" en una calle lateral de la escuela, esperando con paciencia que los chicos cumplieran su jornada escolar.
La tarde anterior, pretendiendo aprovechar la luz, intentamos acercarnos al campo de piedra pómez. Nos habían advertido que a la tarde, el viento levanta la arena volcánica y no es conveniente transitar esos parajes sin una preparación de ruta y equipo de autorescate (por la arena). Igual nos metimos y nos llamó la atención una elevación que siempre estaba tapada por las nubes, bueno, eso creíamos hasta que Miguel Àngel si dió cuenta que no había nubes en el cielo. En la puna, el sol desaparece temprano aunque la luz sigue presente; cuando vimos a lo lejos que se formaban trombas de arena, emprendimos la retirada (digo, el regreso).
El número de teléfono de Rolando es (011)525 48762, el mismo de la hostería. El de la municipalidad de El Peñon, es 03835 453001. Por las dudas, no esta mal conocer el de la Agrupación VIII de Gendarmería Nacional en Catamarca: 03833 432539.
Cargamos un termo con té de purpusa para no apunarnos, aseguramos los petates y comenzamos a despedirnos. Pasada la media mañana emprendimos con mucho pesar, el descenso por la ruta 43. El paisaje volvía a sorprendernos, pero no hicimos paradas.
Somos viajeros.

1 comentario:

  1. estuvo buena la clase de hoy profe ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡michelle

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