sábado, 18 de diciembre de 2010

Talampaya

Tras dormir en Villa Unión, salimos temprano para Talampaya, que fuera paso obligado desde Chilecito hacia el NO de San Juan. Allí pueden observarse desde fallas geológicas hasta un sitio en donde al pasar por el pequeño matorral La Horca, los viajeros podían ser sorprendidos por salteadores durante la segunda mitad del S XIX e incluso en el S XX (hay vestígios en el sitio).
La busqueda de cobre para el gobierno alemán, trajo al geólogo Alfred Stelzner hacia estas tierras en 1873, pero será recien en la década de 1940, cuando se pone en valor la región y en 1975 se creó el Parque Provincial Talampaya. Antes de que se construyera el camino que une la Ruta Provincial 26 (Km. 144), hasta el playón cercano a la puerta del cañón (14 km.), había que arribar por los lechos de los ríos Talampaya o Tuscal, o atravesando campos. La ruta 26 es solitaria, se asienta sobre sedimentaciones del cuaternario, rodeada por vegetación baja y raleada como jarillas, jumes, retamos, algún algarrobo muy antiguo que toman aguas de las esporádicas lluvias (menos de 100 mm por año), y de las crecientes de los ríos que van de Este a Oeste. El clima, si bien es considerado templado y muy seco, puede pasar de los 40º del día al 0º en la noche. La Muralla hacia el Norte se denomina Sierra de los Tarjados (por sus cortes), y no pasa los 1700 metros.
Dejamos la camioneta en el playón y contratamos una excursión denominada Circuito 1. Los guías, políglotas pero parcos, nos llevaron a través del Cañón, mostrándonos los porque había que declararlo Patrimonio de la Humanidad. En Los Balcones, las crecientes veraniegas del Talampaya, deján materia orgánica en el Jardín Botánico y crean un sitio de verde vegetación, paredones rojos y un cielo tremendamente azul, cruzado por algún oportuno cóndor o alguna águila real.
Al sacarle una foto a mis sobrinos, me di cuenta de la figura que aparecía en el fondo y allí fuimos. Una perfecta representación de un camello y su jinete, al que no tardamos, como todos los visitantes, en relacionar con un Rey Mago.

Pero no era la única semejanza, las ariscas areniscas tallaron representaciones fáciles de asignarles referencias compartidas. De esa manera nuestros agradecidos ojos se posaban en cóndores, tortugas, frailes, etc., etc..
En las zonas de los Chañares y Ciudad Perdida, afloran yacimientos continentales del Primario. A la vida que imperaba en el lugar a través de su larga historia, la sepultó finalmente el desecamiento de los mares, la disminución de las lluvias y el lento e inexorable avance del desierto.
Si hasta aqui todo era asombro difícil de poner en claras palabras, cuando nos llevaron a la zona de los petroglifos, vimos que ... Bah, mejor lo cuento en otra nota.

No hay comentarios:

Publicar un comentario