sábado, 26 de septiembre de 2009

Zorro colorado

Los paisajes catamarqueños son generosos, permiten que el espectador sea un integrante activo en él. El hombre toma conciencia de su naturaleza pequeña, pequeña. Describir la belleza fue preocupación constante en el hombre; Sócrates - Platón lo intentaban. Yo no me animo, no sería justo colocarme en el lugar de contar cómo un espejo dorado con pinceladas movedizas rosadas, reflejan y magnifican las alturas circundantes, suavizan lo agreste. Uno sabe, siente, que puede llorar en cualquier momento, podría levitar de puro placer visual pero profundamente espiritual. El paraíso está aquí, sin dudas.

La Laguna Grande es un sitio protegido de Lagunas Altoandinas y Puneñas (sitio RAMSAR declarado en el 2009), que se encuentra a 4282 m.s.n.m. El subsitio norte, se encuentra localizado aproximadamente a los 26º24’14” S, 67º20’44” O., en el sector noroeste y centro-oeste de la provincia de Catamarca, correspondiente al extremo austral de la Provincia Geológica de la Puna. Esta laguna es del tipo de cuenca endorreica, como Diamante, Baya, del Salitre, Aparoma, Purulla y Peinado. La Laguna Grande es sitio de nidificación y concentración estival del flamenco Parina Chica o Janes (Phoenicoparrus james) -18.000 individuos, que representa el 18% de la población total conocida de esta especie-. Tiene patas rojas y pico amarillo, a diferencia del Parina Grande o Andino, que tiene un triángulo posterior negro, pico negro y amarillo. También allí pueden observarse los flamencos Chileno o Austral, de rodilla y patas rojas. Se los ha rastreado en invierno, en la Mar Chiquita cordobesa.
El reclamo casi quedo de Noelia, nos puso en alerta. Estabamos en presencia de un nuevo regalo, la presencia de un zorro colorado (Dusicyon culpaeus). Nos habíamos cruzado con suris, llamas, vicuñas, y garzas, pero no esperábamos ver a una mamá zorra con su cachorro.
De pronto, todo nos sobrepasaba. Cuando comprendimos que aquellos manchones rosados eran flamencos, no sabíamos a quien decirle gracias. Miguel Ángel, opto por sentarse mientras yo trataba de capturar la cumbre del nevado de Laguna Blanca y mi sobrino Ariel, creaba una metafoto muy linda al registrar el momento.
Daban ganas de quedarse. Teníamos conciencia de que la meta no existe, el camino y la meta son lo mismo. No teníamos que correr hacia ninguna parte, sólo teníamos que saber dar cada paso plenamente.
Y ya era hora de dar otro paso más. Volcán Galán,¡Allá vamos!

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