sábado, 29 de enero de 2011

Capayanes

Los capayanes vivieron en Guandacol, eran de lengua Kakan, y fueron también llamados diaguitas por los invasores incas que les impusieron ese nombre quechua, cuando incorporaron la región al Tahuantinsuyu, en el 1480. Se levantaron contra los españoles, invasores en el 1607, y fueron vencidos en las dos ocasiones, en la década de 1630. Los libros afirman que se extinguieron a fines del S XVIII pero no pude convencer de ello (bah, tampoco lo intente) a nuestro guía, orgullosos descendiente de capayanes a través de su rama materna.
Fue don Castro quien nos llevó a un sitio en donde se encuentran aún los restos de cinco construcciones circulares de barro y adobe, que era como levantaban sus viviendas, generalmente bajo un árbol frondoso para que les sirviera de techo su ramaje. Cultivaban especialmente maíz y zapallo.
En el sitio, encontramos restos culturales en superficie. Los fragmentos de tiestos rescatados , que en ese sitio fueron estudiados oportunamente por Rex González, constan de algunos cantaros, pucos y ollas rústicas, con trazos de líneas gruesas en el exterior y en el interior. Los colores de fondo son rojos con decoraciones geométricas de signos en blanco y negro. Las piezas tienen distintos grosores y acabados de acuerdo a la funcion destinada. Encontramos restos de vasijas para contención de granos, ollas que mostraban sus tiznes, cacharros muy rústicos de producciones tardías. No faltó una vieja herradura de mula, lógico en un camino de rutas comerciales.
Llamó la atención de la mezcla en un radio muy estrecho, de piezas con engobe exterior y también de interior y exterior, junto a otras muy rústicas elaboradas con materiales de barrales diferentes a las rojas tierras de Guandacol (no olvidemos los colores de Los Colorados, Talampaya, etc.), lo que permite suponer un comercio activo incluso tardío. Había fragmentos de vasos o jarritas y cercana a una de las construcciones, siempre en superficie, piezas destinadas al culto y que habrían pertenecido a la nobleza/ jefatura local, dado la fineza de la pieza en su grosor y acabado.
No acostumbramos hacer intrusiones en sitio y no lo haríamos ahora, dado que unos cuantos pobladores seguían nuestros movimientos con atención, desde sus casas que estaban bajo árboles en la línea en donde otrora corriera más agua que la que se podía observar en la actualidad.
Nos despedimos de nuestro amigo y pusimos rumbo a San Juan, cuyo límite provincial se encuentra cercano y desde donde vienen las aguas envenenadas por la explotación de oro en la que se encuentra asociada el gobernados sanjuanino, y pone en riesgo a la economía lugareña (los pobladores de Santa Clara, montaban guardias para controlar la salud de las aguas que corrían en las acequias).
La Ruta 40 nos volvió a llevar por sus generosos paisajes.

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